Surge en la época colonial, con orígenes mestizos, con el arte textil mesoamericano y la belleza de los flecos del mantón de manila, prenda de lujo de las españolas.
Una de las primeras referencias al rebozo se encuentra en una crónica de Fray Diego Durán, de 1573.
Para homenajear al rebozo, Gregorio de Gante escribió a mediados del siglo XX esta bella poesía:
Piropos al rebozo (Gregorio de Gante)
Bien mereces, rebozo,
que te festejen con sus estallidos
fugaces, los cohetes de mi gozo;
bien mereces, rebozo, la caricia
de las manos que son nuestra delicia;
que te besen las bocas
que a nosotros nos besan,
en las locas horas de la ilusión;
y que te miren
los ojos que nos miran;
y que presos,
prisioneros de amor entre tu lazo,
queden nuestros cariños, para arderte
con el ansioso fuego de los besos
y a la eléctrica chispa del abrazo.
Bien mereces, rebozo,
que hilen tu urdimbre nuestras patrias ruecas,
que te adornen nativas amapolas
y que te arrullen, brava o dulcemente,
las notas de "La Marcha Zacatecas"
o del mestizo vals "Sobre las Olas".
Mereces que te extienda sobre el manto
imperial de mi canto
y en la prosaica era
que nos tocó vivir, de sino adverso,
te alce, izado, en el asta de mi verso
como triunfal bandera!
Rebozo sin rival de Tenancingo,
rebozo negriazul de Tulancingo;
rebozo queretano
de la reata de lazar hermano;
verde rebozo de Santa María,
que copias el color de los nopales
y autóctonos maizales;
rebozo oaxaqueño,
oloroso a mezcal tlacoluleño;
rebozo moteado,
palomo o granizado
de Puebla, que recuerdas al camote
y al mole peculiar de guajolote;
rebozo de hilo o seda
rojo como la flor del organillo,
que pasas por el hueco de un anillo,
rebozo mexicano cuya punta
a las caderas femeniles se unta
como a las aras de un altar.
Querido rebozo de mi Patria,
que guardas la tibieza confortante
de la tortilla y de la barbacoa,
mereces que te entone yo un "corrido",
o te escriba una loa.
Porque eres discreto confidente
en idílicos trances de mi gente;
y en las horas románticas y bellas
de las declaraciones amorosas,
ocultas el rubor de las doncellas,
pueblerinas, y sabes muchas cosas
del "te quiero" y "te adoro",
tantas, que en los dibujos complicados
de tus flecos, se quedan enredados
suspiros y miradas,
besos que no son dados
y palabras de amor no pronunciadas.
Porque en tí se han mecido
los sueños infantiles de mi raza,
cuando como en un nido
trémulo de ternuras y de gozo,
la mujer de mi pueblo
a su vástago envuelve en el rebozo;
ata sus puntas junto a la falda
y se entrega feliz a las faenas
con su carga de amor sobre la espalda.
Porque pasas por ferias y mercados
rebozo mandadero,
queriendo atesorar al mundo entero;
porque enjugas los llantos desolados
de las anónimas tribulaciones
y eres paño de lágrimas
de humildes y sencillos corazones;
porque hecho mortaja,
cubres el cuerpo inerte de tu dueña
que, en instantes postreros,
soñó hallarte en la Gloria
¿Qué es su cielo prometido,
Si no un negro rebozo
con notas de luceros?
Rebozo que visitas los salones
entre pieles, abrigos y mantones;
insurrecto rebozo de bolita,
que arropaste el amor de "La Norteña"
y de "La Valentina" y "La Adelita":
rebozo popular que en las verbenas
te olvidas de las penas
y eres, entre la algarabía,
banderín de los gozos
y estandarte triunfal de la alegría,
bien vales un "mariachi" michoacano,
unas madrugadoras "mañanitas",
una dulce "valona" del Bajío,
un "huapango" febril veracruzano
y un jocundo "jarabe tapatío".
Bien mereces, rebozo, que en la plaza
de toros, encendida como hornaza,
donde luces cruzado sobre el pecho
de la China Poblana
y tu tronío impera,
te brinde, entre la gala chinampera
de jubilosa diana,
Lino Zamora un par de banderillas,
Ponciano Díaz un rudo estoconazo,
y Rodolfo Gaona una gaonera,
y El Toluco una mangana.
Y porque, en la trinchera
de luchas libertarias,
te transformaste en venda curandera,
misericorde y grata,
puedes atestiguar la historia entera,
donde el valor heroico maravilla:
del oscuro "insurgente" de Morelos,
del "Chinaco" leal de Zaragoza,
patriota sin mancilla,
del "cigarro" suriano de Zapata,
del "carranclán" del Manco de Celaya
y del "dorado" fiel de Pancho Villa.
Porque si no tuviera
un águila en su escudo mi bandera
bien merecías, rebozo, ser tomado
como símbolo de la tierra mía,
y entre el verde y el rojo te vería
abrazando un sombrero galoneado.
Rebozo que eres cuna para el niño,
cabezal para el sueño,
celosía para el amor,
dogal para el cariño,
venda para el herido,
banderola, mortaja y vida,
y llanto y alegría.
Rebozo nacional, tu sombra sola
cubre a la Patria mía.
Y para bien cantarte
y para bien loarte
mi Musa se ha prendido los listones
tricolores, en la trenza sombría,
ha vestido el castor multicoloro
con los oros del día
y se ha cruzado el corazón indígena
con el rebozo azul de la poesía.