En
la línea del tiempo.
Juguetillo
teatral
El siguiente texto se redactó con el apoyo de mis queridas colegas, las maestras Mónica Ramírez y Adriana Martínez, del Instituto de Educación Media Superior. De la última son los diálogos de los filósofos. Quiero expresar mi agradecimiento a su apoyo no solo para concluir el guión, sino para la puesta en escena por primera vez en 2005, en el plantel Iztapalapa 1, con la asesoría además del doctor Jorge Prado Zavala.
Personajes
Guadalupe, estudiante de
Preparatoria
La mamá de Guadalupe, ama de casa
Cronos, dios griego del tiempo
Azcantéotl, dios teotihuacano del
tiempo
Parménides, filósofo griego
Heráclito, filósofo griego
San Agustín, filósofo medieval
Giordano Bruno, filósofo medieval
Sor Juana Inés de la Cruz, monja
jerónima, poeta
George
Friderich Hegel, filósofo alemán
Albert Einstein, matemático
Jorge Luis Borges, escritor argentino
Personajes de distintas épocas: nómada,
egipcio, romano, mayas, aztecas, damas de la corte medieval, campesinos rusos,
aristócratas del siglo XVIII, personajes del siglo XIX de Europa y América
(entre ellos Jack el destripador), revolucionarios mexicanos.
A
lo largo de la línea del tiempo, se acomodan personajes caracterizados de
acuerdo a diversas épocas. Su lugar corresponde a la cronología: los más
cercanos al presente.
En
un extremo, Guadalupe, estudiante de preparatoria, sentada ante una mesa,
estudia y prepara una tarea (se aplica a la computadora, movimiento de libros,
hojas, toma notas).
Fondo
musical de “Mi corazón me recuerda”.
Aparece
su mamá, con delantal.
Mamá.- M’ija,
ya es hora de que te duermas, no testés desvelando.
Guadalupe.- Orita, amá. Lo que pasa es que tengo que
acabar la tarea de Historia.
Mamá.- ¡Tarea!
¡Pus qué tanta tarea! Ya llevas ai toda la tarde, nomás “chatiando”. No te veo
escribir nada… Nadamás pasas y pasas las hojas y nomás estás pendiente de tu
pantallita.
Guadalupe.- Pues
sí, amá, pero es que no le hayo cómo…
Mamá.- ¿Cómo
que no hayas cómo?
Guadalupe.- ¡Ay!
¿Pa’ qué te explico, si ni yo le entiendo!
Mamá.- Bueno,
Lupe, pues si no puedes, mañana le preguntas a tu maestro y ya. Orita, ándale,
a dormir que ya es tardísimo. Luego no te levantas temprano y me sales con que
no te dejan entrar a la clase si llegas tarde y aquí estoy yo apurada, no tú,
que eres la interesada, ni que tuvieras otra obligación y al final del
semestre/
Guadalupe.- (Interrumpiendo el choro, estirándose,
bostezando) Eso sí es cierto. Además ya me hice bolas con tanto dato, con
tantas cosas…
Le
da un beso a su mamá y se encamina a un colchón, que se encuentra vertical. Se
“acuesta” y se duerme, mientras la mamá se coloca en el siglo XX de la línea
del tiempo, y se queda inmóvil. Desde su lugar en la línea del tiempo, Cronos
da un paso adelante y llama a grandes voces. Comienza a escucharse “Carros de
fuego”, de Jorge Hierres. Hielo seco a lo largo de la línea (los personajes
provocan el efecto).
Cronos.- ¡Azcantéotl!...
Ya sal de Teotihuacan un momento. Hace mucho que no te veo.
Azcantéotl.- (Desde el frente de la línea del
tiempo).
¿Quién me llama a gritos? ¿Quién habla
de “momentos” y de “mucho tiempo”, cuando yo, como divinidad, vivo fuera de esa
prisión que es el tiempo? ¡Ah!, es el viejo Cronos, que desde Grecia da de
gritos. A ver qué quiere…
Diálogo
de los dioses, acercándose a la mesa de la tarea de Guadalupe. El diálogo puede
versar acerca de la línea del tiempo, que la observan, con sus siglos marcados,
y la discusión es si esa representación lineal les gusta o no…
Guadalupe
se despierta y los oye discutir.
Guadalupe.- ¿Qué
pasa? ¿Quiénes son esos que alegan? ¡Ay, unos rateros! No… aquí, ¿qué nos van a
querer robar?... Además, están vestidos como para el Carnaval. ¿Y por qué les
interesn mis apuntes de Historia?
En
un punto del diálogo, Guadalupe interviene…
…Sí, la maestra dice que en Historia
siempre hay que decir “dónde” y “cuándo”.
Los
dos dioses se interrumpen, se miran entre sí y voltean a ver a la joven. Ella
se asusta y trata de taparse la cara. Pero los dioses la llaman…
Cronos.- Tú
eres mortal, tú vives encerrada en el tiempo, pero recuerdas.
Azcantéotl.- Sí, recuerdas, lo que pasó, tus 15 años, tu
pastel, tu primer amor.
Todos los personajes (Sin moverse, como susurrando)
Acuérdate, acuérdate…
Azcantéotl.- Esa
es la forma en que los seres humanos se dan cuenta del tiempo: pueden sentirlo
aquí, ahora, aunque haya quedado atrás.
Guadalupe.- Sí,
mi abuela ha dicho que todos los años del mundo se le echaron encima.
Cronos.- Tal
vez no sea sentir el tiempo así solamente, como lo sienten los viejos. Te
insisto en que el tiempo es una construcción imaginada: obviamente no es real
para los humanos.
Azcantéotl.- Ciertamente. La divinidad en eso se distingue
de los hombres, que están inmersos en el tiempo… Y fíjate de una cosa: como
persona puedes tener recuerdos, pero la humanidad en su conjunto también los
tiene, tiene Historia.
Cronos.- Entonces la humanidad necesita ordenar esos
recuerdos, esa Historia, y acomoda su memoria en orden cronológico… Como vez,
esa palabra está tomada de mi nombre, el referente al tiempo.
Guadalupe.- Acercándose a Azcantéotl en busca
de protección. Sí, ya he oído que Cronos devora a sus
hijos.
Cromos.- Bueno,
ya sabes cómo son los hombres de imaginativos, pero es una representación muy
cierta: los hombres, inmersos en el tiempo, son consumidos por él… Pero
volvamos a las representaciones que hace la humanidad para guardar su memoria.
Guadalupe.- ¡Ay, pobrecita de mí! Así que no solamente hay
una representación del tiempo, sino que hay varias, porque clarito oí que
dijiste “representaciones”.
Azcantéotl..- (A Cronos y luego a Guadalupe). No
vayas tan rápido; vamos como dijo aquel personaje de Londres, Jack el
descuartizador (da un paso al frente el
personaje señalado y luego regresa a su sitio): “vamos por partes”. No
hagas bolas a la niña. Mira, Lupita, veamos esta representación lineal: en
primer lugar están representados los siglos, en orden numérico, siguiendo el
calendario que tú conoces. ¿En qué año estás ahorita?
Guadalupe.- En
el 2015.
Cronos.- ¿Y
a qué siglo corresponde ese año?
Guadalupe.- Al
XXI.
Azcantéotl.- Pues toma en cuenta que esa numeración
corresponde a un calendario elaborado en la Edad Media, y que toma como base la
fecha en que se calcula que nació Cristo: cuando el Imperio Romano dominaba en
Europa. (Sale a relucir un romano).
Guadalupe.- Sí,
me queda claro lo del comienzo con el nacimiento de Cristo, en la época de los
romanos. Y toda la época anterior se numera diciendo que son años de la época
“antes de Cristo”. (Aplausos de todos los
personajes; Guadalupe agradece teatralmente). ¿Y dicen que este calendario
se hizo hasta la Edad Media?
Cronos.- Así
es, Guadalupe, porque no fueron los Reyes Magos o los pastorcitos los que
iniciaron la cuenta que utilizas ahora, sino la iglesia católica, como
novecientos años después, cuando era una institución fuerte, que pudo apoyarse
en los monarcas de Europa para que ese calendario se hiciera general. Mira, (con un señalador láser)aquí están
marcados los siglos, el siglo I, el siglo II, el III… Así llegamos hasta tu
época, hasta el siglo XX en que nació tu mamá. Esta línea solamente te ayuda a
imaginarte el tiempo, porque a tu edad es muy difícil imaginar muchos años, y
más difícil imaginar los siglos. Los ceros no te caben en la frente.
Azcantéotl.- Y
mira otra cosa: los siglos los acomodan los historiadores en “periodos”, para
manejar más fácilmente su representación imaginaria.
Guadalupe.- Sí,
pero me han enseñado que esas divisiones en periodos no son rígidas, no son
tajantes.
Cronos.- Eso
es muy cierto. (A todos los personajes) Aplausos
(Los personajes aplauden). Pero ayuda
a tener un esquema muy sencillo: Tenemos la Edad Antigua, la Edad Media y la
Edad Moderna.
Guadalupe.- Algunos
historiadores agregan una división a la Edad Moderna y ponen la Edad
Contemporánea.
Azcantéotl.- En
efecto. Con eso ves que esas divisiones son artificiales, creadas por los
historiadores, y no a fuerza existen todas. Si ves la historia de América o la
historia de México, verás que solamente tenemos Edad Antigua y Edad Moderna.
Nos saltamos la Edad Media, que solamente transcurre en Europa.
Cronos.- Y
puedes ver que los siglos se corresponden en una región del mundo y en tu país.
Así, mientras en la época heroica los griegos hablaban de mí, cerca de tu
tierra florecía Teotihuacan, el origen de mi colega.
Azcanteotl.- Bueno,
si entiendes que esa línea es una representación del tiempo, te podemos
comentar que este tema ha sido siempre motivo de interés para los hombres. Ven
con nosotros para que conozcas algunas ideas sobre el tiempo, que han producido
algunos pensadores. Allá están tus paisanos, Heráclito y Parménides.
(Los
tres caminan por la línea. Llegan a encontrar a Parménides y Heráclito).
Cronos.- Estamos
explicándole a Lupita lo que es el tiempo, estimado Heráclito.
Heráclito.- ¿Qué es el tiempo? ¿Cómo pueden explicar lo
que no puede saberse? ¿Cómo pueden saber qué es lo que cada momento cambia, lo
que ya dejó de ser? ¿No saben acaso que nada permanece? Es como querer bañarse
dos veces en el mismo río; es imposible, porque el río ya corrió y uno mismo ya
no es el mismo. Lo único que explica el tiempo es el devenir, el cambio.
Parménides.- Momento:
esa no es la única idea del tiempo que tuvimos los griegos antiguos.
Cronos.- Parménides,
explícanos tu propia idea.
Parménides.- Precisamente,
si puede entenderse que el tiempo es un río que fluye, es porque antes tiene
que ser algo. Y como todo lo que tiene un ser, su ser es eterno. Nada puede
dejar de ser, porque cuando el río corre, sigue siendo río. Y aún seco, su
recuerdo es el del río. Así es la naturaleza del tiempo: cambiar, para
mostrarnos que su cambio es una forma de lo eterno.
Azcantéotl.- Muchas
gracias. Continuemos nuestro camino. (Se acercan a la Edad Media). A lo largo
del tiempo han aparecido muchas ideas más. Aquí está San Agustín, uno de los
filósofos más importantes de la Edad Media.
San Agustín.- ¡Todo
esto es un absurdo! El tiempo no existe. Mira, Lupita: el pasado ya pasó. No
existe. El futuro aún no sucede. No existe. Sólo el presente… pero, piénsalo:
ya pasó, es pasado. O tratas de anticiparte a este segundo y aún no es, cuando
terminas de decirlo, ya pasó. Es todo un engaño. No hay tiempo. Lo único que
hay es la eternidad, el tiempo de Dios.
Cronos.- Y
también está Giordano bruno, un poco tatemado por los jefes superiores San
Agustín, aquí presente.
Giordano
Bruno.- (tosiendo, sofocado) Yo estoy de acuerdo con
Agustín. El tiempo es ficción. Lo único que nos permite pensarlo es la memoria.
La memoria es la magia del ser humano: ahí cabe todo; la memoria es la imagen
del universo. Nos permite reunir la ficción del tiempo y ver que el todo es
uno.
Guadalupe.- ¡Ey!
Yo conozco a aquella monjita. Es mexicana y se llamaba Sor Juana.
Sor Juana.- Yo
tengo un pensamiento sobre lo que están conversando: En la pequeñez de los
humanos, no podemos detener el cambio constante del Universo: más bien tenemos
que pensar en el cambio, y saber que nuestros saberes cambian, y que la verdad,
de la que nos apropiamos por nuestros sentidos y nuestras capacidades, también
cambia; estos principios del cosmos tienen su origen en Dios, que así lo
dispuso. Esa superior inteligencia es la que rige al mundo, y el hombre
participa de ella.
Guadalupe.- Pero ¿cómo conocemos el
tiempo?
Sor Juana.- Algunas
cosas no podemos al descubrir la verdad; nuestra inteligencia es pequeña ante
la magnitud del cosmos y de la divinidad: "¿cómo en tan espantosa/ máquina inmensa discurrir
pudiera,/ cuyo terrible incomportable peso/ -si ya en su centro mismo no estribara-/
de Atlante a las espaldas agobiara/ de Alcides a las fuerzas excediera;/ y el
que fue de la Esfera/ bastante contrapeso,/ pesada menos, menos ponderosa/ su
máquina juzgara, que la empresa/ de investigar a la naturaleza?"
Cronos.-
Despídanse todos. Muchas gracias, (a Sor Juana) bella dama. Más adelante
tenemos al alemán Hegel, con un pensamiento muy movidito sobre la Historia.
Hegel.-
La Historia es Dios, que se conoce a sí mismo, y
en su transcurrir el hombre va repitiendo un mismo ciclo. Mira: parece que las
personas tienen opiniones distintas, pero sus discusiones son siempre lo mismo.
Uno dice algo, otro lo contrario, alguien más trata de resumir a los dos. Y
ahí, cuando parece que ya se pusieron de acuerdo, llega otro a decir lo
contrario y vuelve a empezar. Pero esa diversidad es el despliegue de las
muchas maneras de ver el todo del que hablaba Bruno.
Azcantéotl.-
Bueno,
bueno, aquí viene el más explosivo de los pensadores del tiempo. Es del siglo
XX y se llama Alberto, muy famoso por cierto por su greña tipo explosión
nuclear y su bigote de abuelito.
Einstein.-
Hola, muchachos. Yo creo que el tiempo es
relativo. Si te explico mi teoría a lo mejor te hago bolas, y más si les
platico lo que decían otros colegas míos, como Hidelberg y su principio de la
incertidumbre. Así que mejor te pongo como ejemplo que pienses en la duración
de un minuto si estas recibiendo o dando un dulce beso, o ese mismo minuto
cuando esperas a entrar al baño para hacer pipí.
Borges.-
(Se acerca
a los que conversan) También los poetas reflexionamos sobre el tiempo.
Cronos.-
Éste es el
Ché Jorge Luis Borges. ¿Qué decís vos sobre el tiempo?
Borges.-
Escuchenmé:
¿Qué trama es ésta
del será, del es y del fue?
¿Qué río es éste
por el cual corren los ríos?
¿Qué río es éste
que arrastra mitologías y
espadas?
Es inútil que yo duerma.
Corre en el sueño y en el
desierto,
en un sótano.
El río me arrebata, soy ese río
de una materia deleznable fui
hecho,
de misterioso tiempo.
Acaso el manantial está en mí,
acaso de mi sombra surgen,
fatales
e ilusorios, los días.
Guadalupe.- Con
todo esto me queda la sensación de que el tiempo es algo mágico.
Cronos.- La
memoria es mágica, Lupita.
Azcantéotl.- Otras
formas de imaginarse el transcurrir del tiempo han sido una línea espiral, por
ejemplo, y un una línea recta, que llevaría a la idea de que la humanidad
avanza hacia un “progreso” o de una mejoría constante.
Todos
los personajes históricos hacen mofa de esta idea, ríen.
Al
ritmo de “Sabia virtud de conocer el tiempo”, los personajes forman una espiral
(caracol) y luego se acomodan en sus respectivos sitios, incluyendo a Cronos y
Azcantéotl. Todos ellos quedan inmóviles y Lupita regresa a su cama. Queda
dormida.
Guadalupe.- (Bosteando, despabilándose). ¿Cuánto
he dormido? (Mira un reloj imaginario). Apenas
tengo tiempo de llegar a la clase de ocho… en mi sueño ya resolví la tarea. Mi
vida es memoria. La Historia es recuerdo, pero sobre todo no es pasado; es un
eterno presente, pues nosotros pensamos ese pasado…
Oscuro.